“¡Estimados abuelos! El coronavirus es más peligroso para la gente mayor. Por lo tanto, les rogamos que no vayan a los sitios públicos y que les queden en casa hasta el fin de este mes. Si necesitan alimentos o medicamentos, llamen al número a continuación, ¡estamos aquí para ayudarles!”
Tales anuncios fueron colgados por los estudiantes de la Universidad Politécnica en las casas de San Petersburgo. Y la reacción no se hizo esperar. Luego, los anuncios se distribuyeron en las redes sociales a través de las comunidades de los residentes. Las personas mayores envían las listas de alimentos o medicamentos necesarios o llaman por teléfono para dictarlas. Por ejemplo, Elizaveta NEKRASOVA, la estudiante del Instituto de Gestión Industrial, Economía y Comercio, ya ha ayudado a dos docenas de jubilados.
“Para mí, ser voluntaria es una oportunidad para hacer algo útil en lugar de simplemente quedarme en casa”, dice Lisa, señalando que es su primera experiencia de ayudar a las personas de edad. “Están en riesgo, así que, desafortunadamente, no podemos comunicarnos con ellos. Sin embargo, a pesar de la situación, todos los abuelos sonrían y están de buen humor”.
Los estudiantes hacen el bien tomando todas las precauciones: llevan máscaras y guantes, que se desinfectan con medios especiales. Los voluntarios no solo respetan la distancia, sino que también entregan las compras sin contacto, lo que sirve como una medida adicional de prevención del coronavirus.
Anna KOZLOVSKAYA, la estudiante del último año del Instituto de Física, Nanotecnologías y Telecomunicaciones, tampoco ha permanecido indiferente. En su tiempo libre, la voluntaria también está lista para traer medicamentos y alimentos a las personas de edad y a la gente que se encuentra en una situación difícil debido a la epidemia. “Entiendo la difícil situación en la que se encuentran muchos jubilados después de la introducción del régimen de autoaislamiento. Para muchos, es una prueba seria desde el punto de vista psicológico. Por lo tanto, es necesario hacer todo lo posible para que no se sientan abandonados y olvidados”, explica Anna.
Los estudiantes politécnicos también prestan asistencia más allá de San Petersburgo. Ksenia KHARITONOVA, la miembro de la unidad pedagógica estudiantil Constelación, y sus amigos tienen la experiencia previa de ayudar a las personas de edad que viven en los pueblos de la región de Leningrado. Pero si antes se les pedían que cortaran leña o sacaran la basura, ahora también traen alimentos y medicamentos.
“Soy plenamente consciente de que muchas personas, en particular las personas mayores, tienen problemas para hacer las compras o las tareas domésticas. Es que hay cosas que no son nada para los jóvenes sanos, mientras que, para los mayores, estas cosas podrían ser un trabajo duro. Por eso decidí ser voluntaria”, explica Ksenia. Como ella dice, tiene más tiempo libre con el aprendizaje a distancia. Y si hay tiempo y energía, ¿por qué no gastarlos por el bien de los demás?
Preparado por los Servicios Internacionales de la Universidad Politécnica de San Petersburgo. Texto: Ilona ZHABENKO