El 23 de abril, el profesor de la Universidad Tecnológica de Graz (Austria) Wolfgang Slani dio una conferencia pública en la Universidad Politécnica. El profesor Slani es uno de los creadores del proyecto Catrobat, que reúne a jóvenes programadores de todo el mundo. Los desarrolladores de Catrobat están convencidos que para crear un producto único, es suficiente tener smartphone y fantasía. En el hecho de que los usuarios jóvenes consideran lo mismo, no hay duda: hasta la fecha, el número de proyectos creados en la plataforma Catrobat ha superado la marca de 30 millones. Y eso claramente no es el límite.
“Comencé a programar cuando tenía 12 años. Recuerdo un año después de vender mi primer juego de ordenador. Y aunque fue más divertido para mí, fue entonces cuando comencé a crecer mi interés en la creación de software, y determiné la esfera en la que quería desarrollarse”, – contó el profesor. Sin embargo, desde la creación del primer juego de ordenador hasta la fundación de Catrobat, ha pasado mucho tiempo: Wolfgang Slani ha logrado convertirse en profesor de ciencias de la computación y ha participado en muchos proyectos industriales. Para crear una plataforma única para niños y adolescentes, su propio hijo lo empujó. “Muchas universidades realizan clases para los niños: he oído que la Politécnico también participa en el proyecto “Universidad de los Niños”, por lo que los jóvenes estudiantes pueden entrar en el mundo de la ciencia sin tener que esperar hasta el final de la escuela. Como parte de este proyecto en Austria, he desarrollado y presentado un pequeño proyecto. Y de repente el comenzó a crecer, y todavía no se detiene. Así es como Catrobat apareció”, – dijo el profesor.
Hoy en día, el proyecto Catrobat cuenta con más de 500 desarrolladores de software y alrededor de 600 traductores, muchos diseñadores y representantes de otras profesiones. El objetivo de ellos es uno: mostrar que escribir programas informáticos (o, como se expresan los propios programadores, “codificar”) - no es difícil, y al alcance de cada uno.
Wolfgang Slani se conocieron los usuarios rusos que trabajan con Catrobat accidentalmente. Para empezar a “codificar”, es necesario instalar en el smartphone una aplicación especial Pocked Code, que está disponible para su descarga en AppStore y Google Play. Una vez el profesor comenzó a recibir las cartas de los usuarios de habla rusa que se quejaron de que el programa no funciona. “Por supuesto, comencé a ver qué pasa. Encontró su grupo en la red social, y resultó que todos los miembros del grupo, alrededor de 70 personas, trabajaron juntos en un gran proyecto, con animaciones complejas, efectos y acompañamiento de sonido. Nuestro servidor simplemente no soportó tal presión”, – dijo Wolfgang Slani. Así comenzó la amistad del profesor con internet ruso: el ayudó a los jóvenes programadores a resolver el problema, y luego comenzó a compartir información con otros usuarios, utilizando un traductor electrónico para comunicarse.
La clase magistral para los ascolares de San Petersburgo y los estudiantes de la Polytech, el profesor Slani, llevó a cabo en el marco del curso de conferencias, que se leerá en la cátedra de “Tecnología informatico intelectual” del Instituto de Informática y Tecnología. En el centro de Recursos de SPbPU, el profesor Slani claramente mostró lo que se puede hacer con Pocked Code. Todo lo que quieren aprender las habilidades de programación se reunieron más de 100 personas – con gran interés y atención, los chicos siguieron cómo en segundos se crea una brújula que responde al movimiento de la mano, e inmediatamente trataron de repetir. Al final de la clase magistral, muchos pudieron crear aplicaciones más complejas. Todos los que no han tenido tiempo de unirse a la conferencia el martes, le pedimos que no se preocupe: hoy en día, el profesor Slani llevará a cabo otra clase magistral, que se llevará a cabo en el Cuerpo de Investigación SPbPU a las 16:00. No se olvide de registrarse, y cargar los smartphones!
El material ha sido preparado por los servicios internacionales del SPbPU. Texto: Olga Dorofeeva
